TIBERI PUEDE ENTRAR EN ESPAÑA

Por fin en Bayona, el día 27 de septiembre después de tres meses de obligada espera, recibe la comunicación del signor ministro Salmón autorizándole a proseguir el viaje, en nombre de su Majestad13.

Esta medida fue propuesta a Fernando VII por el Consejo de Ministros celebrado el día 15 de ese mismo mes, como revela la lectura de las actas de aquella sesión:

«También examinó el Consejo, los despachos del Encargado de Negocios de S.M. en Roma y la contestación dada por el Cardenal Secretario de Estado a las comunicaciones que se hicieron a aquella Corte sobre la preconización hecha por S.M. para algunos Obispados de América, y conocida la disposición del Sumo Pontífice a recibir el Embajador nombrado por S.M. y sus deseos de que fuese igualmente admitido su Nuncio en esta Corte, acordó el Consejo proponer a S.M. se expida orden a don Pedro Labrador para que inmediatamente pase a su destino, y que al propio tiempo se insinúe al referido Nuncio que pueda continuar su viaje a Madrid, encargándole a aquél sostenga los derechos y prerrogativas de S.M. comprometidos en estas circunstancias, conforme a las instrucciones que se le darán al efecto, con lo que concluyó la sesión»14.

Por fin Tiberi dice en un despacho dirigido al Secretario de Estado, y fechado en la capital de España el 7 de octubre de 1827: «Ya estoy finalmente en Madrid».