Fernando VII escribió una carta al Papa fechada el 4 de julio de 1827. Entre otras cosas decía:
«El nombramiento de un Embajador Extraordinario y plenipotenciario Mio cerca de V.M. me, ha parecido el medio más digno y oportuno para allanar las diferencias y asegurar los intereses de
Tiberi tiene que retroceder a Francia. Allí conoce por medio del Conde Solaro de
El Conde Solaro era el Embajador de Cerdeña en Madrid y amigo íntimo del Cardenal Giustiniani.
Un asunto causará dolor a Francesco Tiberi mientras se encuentra en Bayona: que las autoridades españolas decidieran tenerle fuera de España, con la afrenta que ello suponía y no trataran los problemas directamente con él.
Por su parte, el Nuncio desde este «exilio» no deja de alabar a quienes en
Una vez descubierto que el motivo del «enfado español» es la creación de los Obispos en América, el Nuncio rechaza con dureza todas las murmuraciones de los Ministros de
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su majestad que afirmaban que los electos Obispos de Colombia son personas de «mala» calidad. El Nuncio estima que estos son pretextos para sorprender al Monarca católico".
Espera pacientemente la llegada de la lettera d'invito para poder entrar en España, que se retrasa «gracias a la lentitud con que se procede», según escribe el día 19 de septiembre".